Disney ha lanzado una campaña de Navidad que ha emocionado a muchas familias en Estados Unidos. Se trata de una historia que recorre varias generaciones, y en la que se palpa un amor genuino entre una abuela y su nieta.
El spot arranca en 1940, cuando una niña de pocos años, Lola, recibe de su padre un sorprendente regalo navideño: un muñeco de Micky Mouse, emblema de la Compañía, que por aquella época empezaba a hacerse famoso. Damos un salto de varias décadas -estamos en 2005- y Lola es ahora una abuela septuagenaria que, en el día de Navidad, regala a su nieta un muñeco idéntico de Micky Mouse. Sin duda, Disney quiere sugerir que sus famosos personajes siguen viviendo en el corazón de las nuevas generaciones, por muy tecnológicas que sean.

En un tenue transcurrir del tiempo, vemos varias Navidades compartidas entre las dos, con una nieta que cada vez es más adolescente, más joven, más mujer. Año tras año, decoran la casa con estrellas y viven la Navidad con la ilusión renovada. Un día, el Micky Mouse que le regaló Lola pierde una de sus grandes orejas, y la nieta desecha el regalo, sin darse cuenta de que, con ello, ha herido profundamente los sentimientos de su abuela…
Como señala Tasia Filippatos, vicepresidenta de Disney para toda Europa: “La Navidad es un momento para dar. Nuestro objetivo era contar una historia universal que inspire al público a través de la familia, del amor entre generaciones y de las tradiciones navideñas”.
Ciertamente, la Navidad es una buena época para la publicidad con valores. Ojalá tuviéramos una publicidad así los doce meses del año.
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