La premisa es clara: la cocina es mucho más que un lugar para preparar los alimentos. Es el espacio donde sucede casi todo lo que nos importa, donde las cosas pequeñas se vuelven esenciales. Quizás por eso muchos de nuestros recuerdos están asociados con el aroma y el calor de hogar que generan los fogones. Para Teka, el momento de la comida y su preparación forman parte de los grandes momentos de cada jornada.
Bajo el lema “Donde se cocina la vida”, la marca quiere transmitir que la cocina puede generar experiencias altamente emocionales, que se mantienen en la memoria durante toda la vida. Para ello, el anuncio -que ha estrenado en España y ahora lanza en todo el mundo- nos introduce en una historia conmovedora. Un hijo cariñoso y solícito intenta que su padre, enfermo de alzheimer, vuelva a recordar lo que les unía, pero ningún objeto consigue arrancarle de su mutismo. Ni el ajedrez al que solían jugar, ni una antigua cámara de fotos, ni su colección de sellos… Hasta que en una caja del trastero aparece un viejo cuaderno: “Las recetas de mamá”.
El hijo prueba suerte con una de esas recetas, y entonces se obra el milagro: el sabor de la comida y el recuerdo afectivo se unen para que el padre consiga hablar y recuerde a su esposa: “Dile a tu madre que estaba buenísimo”, afirma emocionado a su hijo. Y es que, como aprendimos en la película Ratatuille, la buena cocina es capaz de dar vida a los corazones más adormecidos.
Un aplauso para esta historia que rezuma afecto, emotividad y valores familiares.